Una de las cosas, que más me gusta cuando pienso en ir a París, es la ilusión que vivo los días de organización previa, la noche antes de salir y por supuesto la sonrisa durante el vuelo.

Sin embargo, a pesar de ser un viaje, con la preparación y planificación que siempre conlleva, dejo una cosa al alzar… y es lo que viviré cuando llegue a mi amada ciudad.

Es como que en París, quiero ser yo, sin etiquetas, sin filtros, y sin photoshop. Quiero dejarme llevar por lo que encuentre en cada momento, en cada esquina, en cada mirada, o a cada instante. Sentir, sonreír, y sentir…. Nada más. Una y otra vez más. El tiempo se paraliza cuando estoy allí…

Sin embargo, sé que esta actitud es el resultado de los aprendizajes adquiridos en muchos otros viajes donde he sido vigilada y empujada por el reloj. Este resultado es efecto contrario a lo que se conoce como el síndrome de París, y que muchos japoneses han sufrido desde 1986 cuando visitan la ciudad.

Y es que, poner muchas expectativas en lo que puede suponer un viaje o una ciudad como París, en ocasiones puede producir un efecto no deseado.

El psiquiatra Hiroaki Ota dio nombre a este trastorno, cuando el contraste entre las fuertes expectativas de los japoneses donde la idealización de la ciudad y la cultura ha llegado a través de películas o imágenes bucólicas, y la realidad parisina, bulliciosa, estresante y hasta fría, provoca en los educados nipones una crisis de ansiedad y nerviosismo hasta el punto de necesitar tratamiento psicológico a la vuelta de su viaje o mientras lo realizan.

Hoy en día, existe en la Embajada de Japón, un teléfono de asistencia 24 horas para atender a aquellos turistas que pueden vivir este severo “shock cultural” mientras visitan la ciudad, necesitando tratamiento urgente hospitalario.

Yo vivo un síndrome cada vez que voy a París. Ya estoy en el avión de vuelta, y no dejo de pensar en cuándo voy a volver, porque a mí… sin lugar a dudas… las películas también me han afectado y “Siempre me quedará París…” para lo bueno y lo malo, siempre me quedará París…

 En Amor y Con Amor

C’est tout!

Maria Jose PADILLA MOREL